Las empresas y sus productos cada vez dependen más de sus valores agregados para continuar en el mercado. Ese valor agregado especial, tan difícil de mantener y potenciar, es la gente. El personal de una empresa es un capital tan importante y es tan obvio que en muchos caso la miopía de los directores no les permite ver.
Los clientes han adquirido más fuerza, conocen sus derechos y van a elegir quedarse donde los atienden mejor (y no hablamos de las sonrisas o actitudes amables notoriamente forzadas), sino donde los hacen sentir a gusto. Y para generar un ambiente amable con los clientes primero debe existir un ambiente amable en la propia empresa.
No es tan difícil. El primer paso es una buena selección del personal.
Gente que guste de trabajar entre la gente. Que entienda que una cantidad de personas no necesariamente es la definición de un equipo, que sienta la riqueza de trabajar junto a los compañeros.
El segundo paso es un buen líder.
Suelo poner el ejemplo del fútbol. Los uruguayos hemos vivido recientemente un gran ejemplo con nuestra selección. Y en el último gol de la copa América se vio claramente. El jugador que haciendo un gol se consagraba como goleador de la copa, prefirió pasar la pelota a otro que estaba mejor posicionado y asegurarse el tanto.
¿Verdad que así planteado no es muy difícil? Sin embargo cuesta. Lo vemos a diario en las empresas, en las oficinas, en las asociaciones, en la política, en la televisión; en los muros de las redes sociales.
Los clientes han adquirido más fuerza, conocen sus derechos y van a elegir quedarse donde los atienden mejor (y no hablamos de las sonrisas o actitudes amables notoriamente forzadas), sino donde los hacen sentir a gusto. Y para generar un ambiente amable con los clientes primero debe existir un ambiente amable en la propia empresa.
No es tan difícil. El primer paso es una buena selección del personal.
Gente que guste de trabajar entre la gente. Que entienda que una cantidad de personas no necesariamente es la definición de un equipo, que sienta la riqueza de trabajar junto a los compañeros.
El segundo paso es un buen líder.
Suelo poner el ejemplo del fútbol. Los uruguayos hemos vivido recientemente un gran ejemplo con nuestra selección. Y en el último gol de la copa América se vio claramente. El jugador que haciendo un gol se consagraba como goleador de la copa, prefirió pasar la pelota a otro que estaba mejor posicionado y asegurarse el tanto.
¿Verdad que así planteado no es muy difícil? Sin embargo cuesta. Lo vemos a diario en las empresas, en las oficinas, en las asociaciones, en la política, en la televisión; en los muros de las redes sociales.