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* Uno siempre aprende. Hasta cuando no se da cuenta que está aprendiendo. De cada instancia que nos toca vivir podemos extraer, en mayor o menor escala, una lección. Así que vamos almacenando experiencia y sabiduría para aplicar cuando llegue el momento. Pero no es tan sencillo: del aprender al aplicar hay que pasar por dos etapas, que no pueden obviarse: aprehender e incorporar. Sin esas etapas uno termina convirtiéndose en un recitador o repetidor de ideas, teorías y experiencias ajenas sin haberlas asimilado, desde su propia perspectiva, su realidad y su historia. Aprehender implica tomar la lección en forma individual, hacerla suya, para (el tercer paso) incorporarla a su quehacer, su entender y su actitud humana. De esta manera, aplicar lo aprendido es consecuencia natural. ¿Tiene que ver esto con el marketing personal? En mi opinión, es la base de todo, porque antes que nada y antes que todo, somos seres humanos. O casi.

domingo, 16 de enero de 2011

Marketing: el valor de lo afectivo.

¿Marketing y afectividad?
A simple vista, parecería que estas dos palabras no quedan muy bien juntas. Sin embargo, para que los negocios, las alianzas y transacciones se concreten en muchos casos es clave la corriente de afectividad que se genera entre las partes. ¿Por qué algunas personas se quejan de que “en todos lados” las atienden mal? ¿Por qué algunos vendedores no logran sintonia con sus clientes? Cada vez más, son las personas quienes mandan, no tanto los productos. De cómo uno se relaciona con su equipo de trabajo, con cliente y proveedores depende en gran parte el éxito de la gestión. Un apretón de manos, una sonrisa, pueden lograr a veces más que una larga argumentación.La confianza es fundamental. Aún en las transacciones a distancia, haciendo networking se generan relaciones de confianza, mediante la participación en foros, muros, y comentarios en blogs. Si bien la simpatía es una condición natural, la empatía es una capacidad que se ejercita y se trabaja.