
Con frecuencia me encuentro con personas que al mencionarle las redes sociales ponen caras muy interesantes: expresiones de miedo, de extrañeza, y hasta me miran con cierto aire despectivo. Los cambios de mentalidad no son para cualquiera y es un hecho que las redes sociales han revolucionado el marketing moderno. Proporcionan herramientas para promocionarse y conectarse con el fin de mejorar la gestión profesional, empresarial, para conocer la respuesta de usuarios de un producto, para realizar networking efectivo, en fin, para infinidad de acciones útiles. Pero como toda herramienta, hay que saber utilizarla. Es muy sencillo clavar un clavo en una pared, pero, ¿qué pasaba antes de que conociéramos lo que es un clavo, y cómo es un martillo? ¿y antes que supiéramos qué es una pared y de qué material está construida?. Con las redes sociales pasa lo mismo. Podemos realizar un networking efectivo, incursionando en las principales redes mostrando nuestra gestión en cada una de ellas de acuerdo a su forma (lo profesional en las redes profesionales, y otros aspectos en las "sociales sociales"), o también podemos ser "netperdedoresdetiempo", dejando clavos y martillos durmiendo en la caja de herramientas.
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